LA TRIBU
Pensando en cómo empezar mi intervención, me encontré hace poco con un proverbio africano que ya conocía escrito en un escaparate -como parte de una campaña publicitaria-; dice así:
Para criar a un niño, hace falta una tribu entera.
Esa sabiduría ancestral me hizo ver claro cómo expresar lo que estamos haciendo, lo que estamos consiguiendo y que hoy queda patente en esta jornada: conformar una tribu entera en la que apoyarnos, con la que compartir nuestras experiencias, que nos ayude a cubrir las necesidades y superar las dificultades que encontremos en la crianza de nuestros hijos, en su educación y crecimiento personal... y también, por supuesto, en el nuestro. ¿Hay alguien en esta sala que no aprenda algo nuevo cada día? estoy segura de que no.
Sería lógico pensar que esa tribu ya debería de estar presente antes, ¿qué es si no nuestra sociedad? Pero la realidad es que no sucede así. O al menos, no en el sentido "tribal" de pertenencia, de comunidad, porque cuando te ves envuelto en una circunstancia que te diferencia de la media, como sucede en el caso del autismo, tus necesidades también difieren y la falta de tiempo, interés, empatía o conocimiento hacen que la mayoría se desentienda de esa labor fundamental de comunidad.
Es entonces cuando, ante ese vacío, sentimos la necesidad de pertenencia a la tribu, de que te apoyen y te comprendan, de que te ayuden y te escuchen, de sentir que no estás solo y de hacer sentir a los demás que tampoco lo están. No voy a explicar aquí el cataclismo personal, emocional y familiar que supone recibir el diagnóstico de autismo en una familia, porque de manera directa o indirecta todos hemos vivido ese momento. Lo que sí quiero recalcar es el papel que juega entonces esta tribu que se crea a partir de esta circunstancia común.
Ése es el germen de Aspau, su primer proyecto y uno de sus pilares fundamentales: familias que ayudan a otras familias, entendiendo que es la tribu entera la que ha de colaborar en criar a cada niño. Creo que puedo afirmar, como integrante de Aspau, que siento esta tribu a mi alrededor, que sé que si tropiezo, titubeo o necesito una palabra de aliento, siempre la voy a tener. Ése es el valor de nuestra tribu, que cada vez crece más y más.
En Aspau siempre buscamos la visión positiva de todo, y el autismo también la tiene: saca lo mejor de nosotros mismos. Estamos dispuestos a ayudar, a compartir, a aprender y enseñar, simplemente por el hecho de devolver la ayuda que hemos recibido, por el placer de compartir, más allá incluso del ámbito geográfico, como queda patente hoy aquí. Y lo que nos une, más allá de esa circunstancia común del autismo, son muchas otras cosas: la capacidad de afrontar con valentía los retos, la capacidad de guardar como tesoro cada pequeño avance, la capacidad de exprimir las horas del día, y a menudo de la noche, para aprovechar cada minuto con nuestros hijos. Y, por qué no decirlo, si estamos poniendo el término de actualidad: la resiliencia. Sin olvidar una buena dosis de paciencia y bastante sentido del humor.
Ahora "mi tribu" está formada por mi familia y amigos, que siempre han estado ahí, y por otras muchas familias y ahora ya amigos que conviven con el autismo y siguen adelante con paso firme para mejorar esta sociedad en que vivimos, con el objetivo de que, al final, todos seamos de la misma tribu. No parece fácil, ni esperamos que lo sea. Lo que sí sabemos, es que paso a paso lo vamos a conseguir.
Y en este camino, internet está jugando un papel fundamental, el vehículo que pone a nuestro alcance la posibilidad de traspasar el espacio y el tiempo, que nos ayuda a romper las barreras que nos impedían encontrar al resto de la tribu, una ventana al mundo en la que mostrar la verdad del autismo sin mitos, ni prejuicios, y que nos hace sentir parte de algo intangible pero ahora ya real.
Esta jornada de hoy, es uno de esos pasos, uno importante porque demuestra que con tesón, amor, solidaridad, imaginación y creatividad somos capaces de conformar una tribu poderosa en la aldea global.
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