Ayer asistimos tres madres, Inma Cardona, Cristina Ruiz y yo, invitadas a una Jornada sobre Trastornos de Espectro Autista organizada por el Centro de Atención Temprana de la Universidad de Valencia, Cudap. Nos pidieron que participáramos en la mesa redonda final, para dar la visión de las familias, creo que a sabiendas de que la nuestra es siempre una visión positiva. Pero creo que gran parte de los asistentes no esperaban esa visión y se quedaron (gratamente) sorprendidos, según pudimos comprobar al finalizar, por los comentarios de las muchas personas que se acercaron a hablar con nosotras.
El contenido de la jornada fue muy interesante y en la web del Cudap podéis encontrar cumplida información sobre todo lo que expusieron, pero lo que yo quiero resaltar hoy aquí, es lo que creo que llegó al corazón de los asistentes respecto a nuestra intervención en particular, y fue ver en directo esa labor que ejercemos los padres un poco "veteranos" de ayuda, apoyo y comprensión hacia aquellos padres "noveles", que recientemente han recibido un diagnóstico sobre un hijo y aún no ven ninguna luz dentro de ese túnel oscuro.
Después de nuestras intervenciones (que reconozco que a veces caen en la vehemencia, porque hay pocas energías tan poderosas como la que genera compartir el orgullo hacia tus hijos), que se centraron en hablar con naturalidad de nosotras como madres y nuestras expectativas, de nuestros hijos y sus realidades, de la trayectoria de nuestras familias, una mamá del público tomó la palabra, muy emocionada, para agradecer que hubiéramos compartido nuestra experiencia, porque ella misma había recibido el diagnóstico de su hijo hacía un par de meses, y aún no había visto ninguna luz en el camino... hasta ese momento en que vio unas madres sonrientes y orgullosas, habiendo vivido todo lo que ella estaba pasando en ese momento.
Ese momento fue el que dio sentido a lo que nosotras hubiéramos podido aportar.
Creo que esa mamá hoy, aún dentro de ese túnel, tiene otra perspectiva, una mano a la que agarrarse para seguir en el camino, la conciencia vital de no saberse sola. Y nosotras, el corazón un poco más contento de saber que hemos servido de ayuda.
Uno de los objetivos de las asociación a la que las tres pertenecemos, ASPAU, es precisamente ése: dar apoyo y compartir entre familias, "acoger" a aquellos padres que aún se encuentran un tanto perdidos, escucharles, responder a aquello cuyas respuestas conocemos, y seguir buscando las respuestas que desconocemos. porque también hemos pasado por ello y sabemos lo importante que es contar con una tribu a tu alrededor.
De padre a padre
Rocio | viernes, 30 de noviembre de 2012 | Etiquetas: diseño, duelo, emociones, tribu, yo mismamente
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1 comentarios:
Uau!!! Maravilloso, Rocío. Has explicado perfectamente lo que yo sentí también. Solo la respuesta de la gente al terminar, valió la pena, solo con que podamos ayudar a una persona, vale la pena... Un abrazo, amiga. Y fue un lujazo estar con Inma y contigo allí!
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