Hay una diferencia sustancial entre los papás, y los papás de niños con dificultades.
Los papás del parque, la sala de espera, los columpios, etc. tarde o temprano acaban hablando de lo que sus hijos hacen antes o mejor que los demás. Somos así, forma parte del orgullo paterno presumir de niño, es algo connatural: que si se sabe todas las letras del abecedario, que si reconoce los colores, que si recita la lista de los reyes godos…
No lo critico, es que es irrefrenable y lo entiendo, y más cuando algún papá abre la caja de Pandora, y cada cual tiene que defender su pabellón… y secretamente quita méritos al niño del otro (“buah, las letras, ya ves, si el mío se las sabe también en inglés y ya cuenta hasta el 274”).
Los papás de niños con dificultades, especialmente al principio (cuando los niños son pequeños, cuando el diagnóstico es reciente…) vemos lo que hacen los demás niños, y el nuestro no. Espero que nadie se sienta mal por esta afirmación, pero así es como lo percibo yo. Esto también es connatural, inevitable, forma parte del proceso de duelo, de la aceptación, pero da paso a algo mucho más valioso, que es, por un lado, aprender a no comparar a tu hijo con ningún otro (y de esto deberían aprender muchos papás), a poner en valor sus avances respecto de sí mismo; y por otro lado, a apreciar y celebrar los logros de otros niños con dificultades, en lugar de envidiarlos.
Cuando nos juntamos un grupo de familias y hay diversos niños con dificultades, y veo que algunos hacen cosas que el mío no, me alegro, me alegro mucho porque sé el esfuerzo, el trabajo, la constancia que ha supuesto, y también porque abre el camino de la esperanza de que mi hijo también consiga logros parecidos. Las dificultades nos hacen solidarios.
Creo que es por ese motivo que los padres esperamos con ilusión estas reuniones familiares, por la posibilidad de apreciar a cada niño por si mismo, y no en función de lo que hagan los demás. Bueno, también porque en ese entorno no nos sentimos juzgados como padres, aunque este punto da para otra entrada...
El domingo ASPAU organizó una fiesta navideña familiar para familias. Disfruté mucho viendo a todos nuestros niños jugando allí. Enhorabuena a la organización porque creo que pasamos todos una tarde inolvidable.
Por cierto, que presumir, también presumimos, que nuestros hijos tienen sus puntos fuertes y sus habilidades, como todos...
4 comentarios:
Rocío, me parece muuy IMPORTANTE lo que dices: Tenemos que aprender a NO compararnos con los otros sino con nosotros mismos, y esto lleva trabajo...
Sabes? Me encanta ver, valorar y que me cuenten lo que han conseguido mis niños con alguna dificultad, porque se personalmente el esfuerzo, trabajo, insistencia que hay detrás... Paso a pasito, despacito, hacemos GRANDES logros!!
Rocio, yo creo que los papás de niños especiales no comparamos porque los sentimos a todos un poco como nuestros. los avances de tu hijo los tomo como parte de mi vida. Nunca compararía, cada uno tiene sus puntos fuertes como decís... pero todos son excepcionales y luchan como jabatos. trabajan el doble o el triple que cualquier niño sin problemas. Y además ¡¡¡sonrien!!! Un abrazo1
Me encanta esta entrada!!Cuantas veces vemos esta competencia entre padres y luego, mas tarde, entre los niños..que si el mio sabe eso y el mio más...pero como bien dices,Rocío, creo que es algo practicamente inevitale hoy en día.
Con respecto a nuestro hijos, yo tambien me alegro mucho ver los avances de otros niños con algun tipo de dificultad, me emociono mucho a la hora de leer a las mamis cuando cuentan como lo han conseguido y por eso se mercen toda la admiración del mundo.Me alegro de que hayais disfutado en la fiesta de Navidad, nosotros la tenemos este Viernes.Un abrazo!
Como bien dices es un trabajo personal no entrar en comparaciones, pero es también muy importante para los niños sin dificultades, entiendo que somos humanos y que estas cosas las pensamos, pero por Diós no las pongamos en voz alta, no mejoran en nada a tu hijo y si pueden lastimar a otros niños o a sus familias. Este tema lo suelo llevar muy bien, no me cuesta no comparar a mis hijos y ver sus puntos fuertes, a todos ellos, lo que si me cuesta es escuchar las comparaciones, incluso en positivo, "tu hijo hace esto y el mío no" oooohhh es horroroso me hace sentir mal, prefiero "qué bien que tu hijo hace esto" El mío hace esto otro" es tan diferente el matiz.
Por otra parte quisiera decir que cuando mi hijo con dificultades consigue algo y lo comparto, me alegra que los demás se alegren, pero siempre hay un matiz entre las familias con hijos con diversidad por el que me siento completamente comprendida. Cuando me dices que Mateo ha comido fabada, sé perfectamente lo que supone, lo que hay detrás, la alegría inmensa que no se puede poner en palabras, el orgullo por este esfuerzo, la puerta que se abre... ufff esa empatía es mágica!!
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