Ir al cine por primera vez con un niño pequeño es toda una experiencia, sobre todo por lo impredecible del resultado. Si el niño en cuestión tiene TEA, más aún. Hay que tener en cuenta que su percepción sensorial muchas veces difiere bastante de la nuestra (le pueden asustar determinados sonidos, o no inmutarse ante un gran estruendo, le puede molestar la luz excesiva proyectada en la pantalla, o sentirse incómodo en la oscuridad) y además hay determinadas normas sociales que le cuesta comprender o mantener, como tener que estar sentado durante toda la película, mantener el silencio o hablar en voz baja, si es el caso...
Me he identificado bastante con la entrada del blog de @madrereciente, porque yo estoy deseando probar esa experiencia, pero veo aún muchos obstáculos para llevarla a cabo con (relativo) éxito.
Pero entre los comentarios que ha recibido esta entrada en su blog, que hay de todo, leo éste:
No es la mejor película para una primera vez de cine, sobre todo para una niña tan pequeña, una cosa es ver pelis en casa y otra en el cine. Hoy no creo que haya descuento, es víspera de fiesta. En cualquier caso, de todo haceis un mundo.
¡Ahí está! mejor dicho: no, ¡ahí NO está! no está la empatía, no está la comprensión, no está el respeto...
De verdad, me gustaría que en una sola ocasión, una sola, las personas que hacen este tipo de comentarios se vieran envueltas en una situación cotidiana (ni siquiera algo que se saliera de lo habitual, sino algo de lo que tenemos que hacer todos los días, como todas las familias) y las complicaciones que pueden suponer para un niño con autismo. Una sola vez. Para que comprendieran la preocupación, la inquietud, el estrés y los nervios que te atraviesan ante las posibles reacciones...
Quizás así entenderían que efectivamente hacemos un mundo porque lo es: es el mundo de nuestros hijos, y nuestra labor es abrir la puerta entre ese y el nuestro, y hacer que sea uno solo.
Lo que tratamos es enfrentarnos a esa cotidianeidad con alegría, ilusión y esperanza porque sabemos que nuestros hijos son capaces de ir al supermercado, al cine, a una fiesta infantil o a la piscina municipal.
Yo no pretendo que nos consideren superpapás por tener un hijo con dificultades, ya aclaré que no lo somos por eso, que son otros los motivos que nos impulsan a ponernos la capa, pero sí me gusta que entiendan que a menudo las situaciones que para otros son "normales", en nuestro caso se tornan complejas. Si esa complejidad me hace darle mil vueltas al asunto, sopesar todo veinte veces, dudar en mis decisiones... sólo pido empatía, comprensión y respeto.
Que no es difícil, oiga.
Aclaro que Madrereciente fue finalmente al cine con sus hijos y disfrutaron todos de la película. Un éxito. ¡Claro que sí!
7 comentarios:
Recibe mi más sincera admiración y un fuerte abrazo.
Sin duda alguna, estoy aprendiendo muchas cosas con tu blog, te pongo en mi remix de favoritos.
Un besazo Supermamá.
Hola! Entiendo muy bien de qué hablas, en las sesiones de terapia de mi hijo el mejor chiste es que alguna mamá llegue comentando "hoy alguien me dijo en el parque: paciencia, ten paciencia y ya verás como el nene se porta mejor". Nos reímos hasta las lágrimas. ¿Paciencia? Cuando tienes un chico con condición especial es que de verdad entiendes lo que significa la palabra paciencia. Antes no.
Y sobre la ida al cine, sólo puedo aportar mi experiencia, pues bien sabemos que cada uno de estos pequeños es un mundo especial y único en si mismo. Yo estaba particularmente reacia a la ida al cine. Como lo estuve antes con ir al planetario, al museo, a los títeres, a mi trabajo... Cuando una de las terapeutas del niño (tiene 4 años) insistió en que lo intentase, lo hice, casi segura de que no era una buena idea. Como suele ocurrirme con Santiago cuando predigo el futuro, me equivoqué. Elegí una película muy simple, sin 3D ni escenas de acción demasiado movidas. Winnie the Pooh fue nuestra mejor opción. La segunda medida que tomé fue ir a función matinal, a 1:30 pm de un sábado, cuando sabía que tendríamos poco público en la sala y no habría que hacer fila afuera. Entramos a la sala poco antes de que apagaran las luces, para no esperar demasiado en la butaca. Compramos palomitas, que le encantan y nos sentamos muy cerca de la entrada, para poder retirarnos sin problema, si las cosas se ponían difíciles.
¡Vimos toda la función!
La sorpresa fue muy grande y ahora vamos con frecuencia al cine. Sin embargo, mantengo mi norma en el horario y también con la ubicación dentro de la sala. Los filmes 3D son evento excepcionalísimo para nosotros, pero también lo hemos intentado un par de veces. Si la película es muy ruidosa, movida, larga o tiene mucho diálogo, generalmente nos vamos antes, poco antes de la mitad, cuando su atención comienza a desperdigarse y ya se quiere parar. Sin embargo, como suele haber poca gente y ya nos sentimos cómodos en el espacio del cine, a veces nos hemos dado el gusto de pasear un poco por los pasillos o cambiarnos de asiento si nos provoca, sin que nadie nos mire raro o mande a callar. Cada ida al cine es una experiencia diferente, con detalles, exigencias y aprendizajes únicos.
En líneas generales, para nosotros ha sido y es genial.
Ojalá sirva de algo el testimonio.
Saludos desde Caracas.
Yolanda
La gente que no está en nuestra situación opina por aburrimiento, ya me gustaría verles en nuestra situación...
El año pasado fue la primera vez que llevamos a Migue al cine, con 7 años. Yo también creo que es mejor películas que no sean de 3D y de dibujos moviditos. En nuestro caso fue "Rio", de un loro. Fuimos mi marido y yo, su hermana Cris ( entonces de 5 años) y yo. Con cocola, gominolas... y dispuestos a todo. Es decir, si no quiere, lo sacamos. La verdad es que aguantó como un campeón, con muuuuchas gominolas, abrazos y alguna queja por su parte, pero lo conseguimos y fue una victoria más.
Probablemente lo podríamos haber llevado antes, pero nosotros tampoco estábamos preparados, no sabíamos cómo iba a funcionar y eso nos generaba mucho estrés. Todo llega, también con nuestros hijos. pero nadie de fuera debe decirnos cuándo.Cuando TODOS en la familia estén preparados, se elige el momento y la peli y... a intentar disfrutar! Y si hay que salir...se sale. Y si alguien dice algo de malas maneras, me encontrará con la licra puesta.
Aprovecho, Ro, para decirte que disfruto mucho con tus entradas, y sufro también cuando vosotros lo haceis.Enhorabuena!!
Al margen de la empatía, te cuento como fue nuestra experiencia con el cine. Miguel empezó a ir al cine con 5 años, yo no lo veía ni de lejos, pero Paloma se empeñaba, "hay que ir poniendo a Miguel en esas situaciones, para que pueda aprender" Como siempre, tenía razón. Miguel aguantaba 10 minutos, lo sacaba a pasear por el pasillo y otra vez para dentro, no veía la peli, pero Paloma era muy cabezota :-) Empezamos a ir con él en familia, por supuesto con muchas palomitas, 30 minutos y se acababa la peli. Incluso me atreví a ir sola con los tres, un desastre porque si Miguel tenía que salir, nos teníamos que ir todos, entonces las rabietas eran de los otros dos. Decidí una temporada dejar el cine, sólo iban Inma y Roberto. Miguel se quedaba en casa. Mis sobrinas mayores el día de Navidad siempre se llevan a todos los primos al cine, pero a Miguel no le dejaba ir, hasta hace unos 4 años, que se plantaron y me dijeron que si no iba Miguel no iba nadie, ¡Dios más inclusivas que yo! No me lo podía creer. Así que cargaron de palomitas, de chuches y eligieron una peli de dibujos de mucha acción (sus favoritas) Fue un éxito. Desde entonces vamos al cine sin problemas, ya ni siquiera elijo la peli, Miguel la pide, "Mami Phineas y Ferb al cine", "Mami el rey león al cine"(que la van a hacer en 3D para Navidades). La conclusión es que Paloma estaba en lo cierto, hay que ir poco a poco exponiéndolos a estas situaciones, quizá a Miguel el dejar de llevarlo fue la decisión que tuvimos que tomar por la armonía familiar, y quizá ese tiempo en el que creció y maduró un poco le ayudó a hoy poder disfrutar del cine, tanto como sus hermanos. Un besito guapa
Gracias por vuestros comentarios y vuestras experiencias. Sé que llegará el día en que nos "lancemos" y vayamos al cine, como vamos haciendo respecto a otras actividades que antes ni nos planteábamos, y ahora son cotidianas para nosotros. La cuestión no es sólo el hecho de ir al cine, sino que haya personas que no entiendan lo que para nuestras familias supone Ir Al Cine, que se convierte en un evento con mayúsculas (y encima serán de las que si tu hijo necesita darse un paseo por el pasillo de la sala, porque es físicamente imposible que aguante toda la peli sentado, comenten si "está maleducado", "vaya padres", etc.)
Yolandica, a mi también me gusta tu blog, soy seguidora :-)
Anteojos, tengo pendiente una entrada sobre Santa paciencia ;-)
Cris e Inma, qué deciros, compañeras de licra :-D
Rocío, me encanta esta entrada!!!Precisamente estamos pensando llevar a nuestro hijo por primera vez al cine .. estas Navidades:)Ya os contaré!
Un abrazo!
Javi va al cine desde los dos años, es que en Asturias llueve mucho..
La primera que vió fué Tiana y el sapo, la primera que disfrutó fue una de unas tortugas Samy y su aventura o algo así, y también le ha gustado mucho Cars 2.
Eso si vamos bien cargados de gusanitos bolsa tamaño XL y alguna vez nos hemos tenido que salir, pero todo lo que sea hacer una actividad en familia y disfrutarla es positivo, además de ser un buen aprendizaje para ellos. Un beso
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