Entre las cosas positivas que el autismo ha traído a mi vida, que las hay, una importante ha sido la capacidad de conocerme mejor a mi misma. Mucho mejor. No hay nada como las circunstancias adversas para ponerte a prueba y descubrirte un poco más. En cierto modo, ha sido una suerte encontrar en algunos rincones todavía a la que era hace veinte años, dando algún empujoncito (y hasta alguna patada) a la que soy hoy. Dicho esto, quiero aprovechar para aclararle al destino que yo de momento ya voy bien de adversidad y de autoconocimiento, y que una tregua me vendría bien.
Cuando hablo del autoconocimiento, no me refiero sólo a la capacidad de superación que todos tenemos, a la resiliencia, a la paciencia... virtudes a veces ocultas hasta que hace falta echar mano de ellas. Me refiero también a cosas más comunes y cotidianas, en las que no reparas aunque estén ahí. Es más, ahora veo que ¡siempre han estado ahí!
Entre ellas, están las manías. Todos tenemos manías, unos más y otros menos, pero todos las tenemos, y ha sido en el ejercicio de empatía hacia mi hijo, en el que yo he reconocido algunas de las mías de modo fehaciente. Quizás antes, si en algún momento pensé en ellas o se me hicieron patentes, las vi como un modo de ser. Ahora veo que son manías, y sí, siguen formando parte de mi modo de ser, pero la perspectiva ha cambiado. Cómo no voy a entender las de mi hijo, ¡si yo tengo las mías propias! ¡y algunas absurdas e incomprensibles!
Voy a obviar las típicas, como la extendidísima manía del orden (de la que yo, claramente, carezco), y mencionar alguna de las que descubrí gracias a mi hijo y a su modo de percibir el mundo.
Tengo alguna manía con la textura de los alimentos. Lo que disfrazamos con el "no me gusta", suele tener un paso más allá. Yo detesto las texturas gelatinosas en los alimentos. Soy incapaz de meterme a la boca una ostra, una cucharada de caviar (esto me beneficia por el ahorro que supone), una manita de cerdo o un guiso de rabo de toro. La carrillera está en el límite... Por eso entiendo que Mateo se bloqueara ante el mínimo trozo de verdura mal triturada dentro de su puré. Pero lo entiendo ahora, no al principio, hace tres años, cuando se suponía que él tenía que empezar a comer alimentos sólidos, yo se los ofrecía, y no había manera. Y qué gran lección me está dando: él lo está superando, y ya mastica y disfruta ese trozo que antes era imposible de comer, y sin embargo yo, con todo mi sentido común, madurez, experiencia, etc. sigo siendo incapaz de comer determinadas cosas. Pero claro, a mi esa madurez, experiencia y conocimiento me sirven para justificarme a mi misma que eso no me lo como porque no me gusta...
Lo mismo sucede al contrario. Me he dado cuenta de que hay cosas que me encantan y no es sólo por el sabor, sino también por su textura. Ya sabéis, ese comentario clásico de "yo soy muy de purés/guiso de cuchara/sopa/lo que sea que te guste", (que está claro que todos tenemos sabores y texturas favoritos, no descubro nada nuevo) pero afinando un poco más . Un ejemplo sencillo, y bien absurdo: me gustan mucho las patatas fritas de bolsa dobladas sobre sí mismas, es decir, esas tipo lays-gourmet-corte-fino. Pero las que quedan dobladas al freirlas en dos o incluso en cuatro. Masticarlas es una experiencia 3D. Sin embargo, no me sirve juntar dos patatas una sobre otra y masticarlas, ha de ser la misma patata doblada. Ya veis, maniática que es una...
Esto, que parece una "rallada mental", no lo es tanto, es un reflejo de otras muchas manías que tengo, de cómo soy yo, y que me hacen entender cada día un poquito mejor cómo es mi hijo. También es cierto que él vive cada experiencia de un modo tan intenso que sus manías también lo son: lo que le gusta, le pierde, y lo que no tolera, es un muro. La suerte, inmensa suerte, es que Mateo es un gran escalador...
¿Y tú, cómo andas de manías?
Manías y texturas (yo, también)
Rocio | viernes, 13 de enero de 2012 | Etiquetas: alimentación, manías, yo mismamente
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7 comentarios:
Cuanta razón tienes, yo también he aprendido a observar nuestro propio comportamiento y eso, muchas veces, me ayuda a explicar el de mi hijo cuando no lo entiendo. Hacemos tanas cosas sin darle importancia que luego no sabemos de donde vienen. Un saludo!
Rocío, coincido exactamente contigo en las comidas que nunca tomarías y en lo de las papas dobladas...!! En el tema de la alimentación, parece que tenemos los mismos gustos y las mismas manías.
Yo he descubierto unas cuantas desde que trabajo en el mundo del autismo, mías quiero decir:
- dejar las tapitas del gel y champú siempre cerradas.
- cajones y armarios cerrados.
- puertas abiertas.
- el orden preciso de los cubiertos en el cajón.
- la manera de tender la ropa que es una y no puede ser diferente, o doblar las sábanas...
Uff... mejor lo dejo, tengo demasiadas!! Y qué sano admitirlas!!
Oye, he descubierto que tengo la misma manía que tú con los alimentos y el mismo gusto por las patatas dobladas y las comidas de cuchara... Me has dejado pensativa. Va a ser que somos de lo más corriente!! jejejeje Y yo pensando que era especial.
Hola Rocío,
Yo hay cosas de mi hijo que todavía no entiendo, probablemente hay que hacer la reflexión que haces en este artículo, y pensar que también nosotras hacemos cosas que tienen poco de lo que convencionalmente llamamos "racional".
Debo contradecirte en una cosa, sí eres una supermamá sólo hay que leer un poco entre líneas de lo que cuentas en tu blog.
Realizo software educativo para mi hijo y he hecho una web y los comparto con otras familias, te invito a visitarla por si hubiera algún recurso que te viniera bien para tu hijo, este es el enlace:
http://www.webantoniaortega.com/
Mucha suerte Rocío,
Un beso,
Gracias por vuestros comentarios, me encanta leer otras experiencias.
Gemma y Mamiago, me alegra saber lo de las patatas!!! :-)
La verdad es que tengo muchas más manías, lo bueno de reconocerlas (muy sano, como bien dices, Nely) es que puedes evitar que te condicionen y, si es el caso, luchar contra ellas, aunque normalmente son casi anecdóticas, no condicionantes (o entraríamos en el TOC! ;-))
En fin, que lo bueno de esto es conocerse un poco mejor, que siempre es una buena herramienta para enfrentarse a lo que sea.
Antonia, gracias por el enlace a tu web, y por compartir recursos con los demás papás!
Pues creo que tienes toda la razón. Yo no puedo salir de casa sin que estén las camas hechas, aunque Javi este histérico... Es superior a mi. Es bueno hacer un ejercicio de reflexión porque a veces les exigimos demasiado o con demasiada prisa...
Gracias Rocío, porque con estas cosas podemos comprenderles mejor
Un beso
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